viernes, 26 de octubre de 2012

NOVENA ETAPA DE LA BICIGRINACION A SANTIAGO

DIA NUEVE: SÁBADO 08-09-2012:DE LALIN ( PONTEVEDRA) A SANTIAGO DE COMPOSTELA (CORUÑA):

Iglesia Taboada
Después de un abundante desayuno en el Hotel de Lalin, salida a las 8:30 de la mañana con el fin de llegar a Santiago a buena hora. La etapa según los planos ronda unos 59 km, pasamos por A Laxe, Bendoiro y a Borralal. En Ponte Taboada encontramos al parecer la única Iglesia que se encuentra abierta en la Ruta de la Plata del Camino de Santiago; aquí Julio la persona encargada de su cuidado, nos trata amablemente y nos hace la fotografía que aparece junto a estas líneas; eso sí después de diversos intentos con nuestras cámaras, nos la hace con la suya y nos la ha enviado por correo electrónico  Seguimos por Transfontao, Silleda, Sanz Finz, Bandeira, Dornela, A Silva. En principio habíamos quedado en Bandeira para tomar el café todos juntos con el grupo de apoyo y acompañantes, pero ante la falta de señalización llegamos a un cruce que indica Castro, bastante rebasado el punto de encuentro, con lo que llamamos para cambiar de lugar y quedamos en el inicio de la subida de Outeiro. Cruzamos Puente Ulla  y cambiamos de provincia para entrar en A Coruña; la bajada a esta localidad es muy pronunciada, coincidiendo con una romería, donde mis frenos ya se resienten y tras un pequeño susto en la bajada anterior decido tomarla con cautela. Al inicio del puerto, tras rebasar Puente Ulla en la N-525 nos juntamos acompañantes y bicigrinos en un área de servicio para reponer fuerzas.
Puente Ulla
   A partir de este lugar se vuelve a unir al grupo Mª José y continuamos la subida por la carretera para coger el camino una vez coronado el alto de Outeiro. Continuamos por Andaris, Rubial, Deseiro, Cañoteira, Aldrei,Vixois y hacemos parada en Piñeiro, donde nos tomamos una cerveza Estrella y nos ponen un platito de paella, que yo particularmente saboreo. Llegamos por fin al Cruceiro do Sar y por fin tenemos enfrente la Catedral de Santiago. 
   La entrada la hacemos por una pronunciada subida, todos nosotros plenos de felicidad por la meta conseguida. A las 14:00 horas entramos en la Plaza del Obradoiro donde nos espera nuestro acompañamiento. Abrazos, besos, alegría por doquier, fotos de rigor y a dirigirnos al hotel para guardar la bici, ducha rápida y a comer.-  
   El hotel donde nos alojamos es el San Lorenzo que se encuentra cerca de la Catedral, hacemos la comida en el Restaurante O Patrón. Terminada la comida, nos acercamos a la oficina del peregrino para la recogida de nuestra Compostelana; decir que en comparación con Xacobeo 2010 la cola es muy escasa habiendo cambiado de lugar, ya que la entrega se hace en otro edificio un poco más abajo que en el que estuvimos anteriormente. Con nuestra Compostelana en la mano, una visita a la Catedral y por supuesto al Apóstol  para agradecer nuestra llegada sin incidencias a resaltar y efectuar cada particular momento recogimiento.
El grupo

   Ya muy cansados por el día agotador que habíamos iniciado en Lalin, regreso al hotel para cambiarnos y a celebrar nuestra llegada con una mariscada en el Restaurante LA CARBALLEIRA de Luis Manuel descendiente de El Sahugo, junto a la Catedral. La mariscada fue muy abundante y de calidad y el trato del "paisano" muy cordial, abusando por secciones unos del Albariño y otros del Ribeiro. Después de cenar, unos a la cama y otros a dar una vuelta por Santiago hasta que el cuerpo aguanto, que fue poco. 

   Como todo en la vida, algo que habíamos estado esperando durante un año, se ha pasado fugazmente. Todo tiene su final y como no podía ser de otro modo, a la “bicigrinación” también le llego el suyo. Ahora nos quedará el recuerdo de la bella experiencia compartida tanto por los bicigrinos Sebas, Chuchi, Pedro, María José y yo y la etapa compartida con Sonia, así como con el equipo de acompañamiento Sonia con Lidia y Manuel y Susana con Lara, como de quienes nos acompañaron a partir del Jueves día 6 de septiembre, Quique con sus hijos Maika y Enrique y a partir del Viernes, Paco, Mili y mis padres y con quienes se incorporaron en su final el Sábado día de la Virgen de la Peña de Francia, Gerardo y Nacho con sus mujeres y Carmen.
  • Gracias a todo el equipo de acompañamiento, esposas e hijos,  que siempre estuvieron cuando los necesitamos y por los ánimos infundidos en los puntos donde coincidieron nuestros caminos.
  • Gracias al padre Alfredo por la emotiva misa en la Peña de Francia, así como a los hermanos que cuidan el Monasterio.
  • Gracias a Nacho y Gerardo por la cena en Alba de Yeltes, en nuestro primer día.
  • Gracias a todas las empresas que nos ayudaron para la confección de las camisetas
  • Gracias a Siega Verde por la cesión de su logo para la camiseta, yacimiento que esperamos haber dado a conocer, aunque sea un poquito.
  • Gracias a todos aquellos que durante el camino se portaron tan excepcionalmente y que no menciono, ya que seguramente me dejaré a alguien.
  • Gracias a todos los amigos y familia que compartieron con nosotros esta bicigrinación.
  • Gracias al Apóstol Santiago por habernos permitido llegar sin incidencia destacable, a pesar de la dureza del recorrido y la dificultad que entrañaba el camino en algunos puntos.

   Supongo que con el paso del tiempo el poso que nos ha dejado la ruta compartida, ira saliendo a flote en nuestras tertulias con lo sucedido en cada momento y entre todos mantendremos el recuerdo de la experiencia. Mi primer Camino de Santiago, me enseño que en la vida no es necesario la abundancia que nos rodea en todo momento y que es prescindible tanto materialismo para nuestra subsistencia y, que el compañerismo, la amistad y el recuerdo de la familia te infunden una paz interior que el ritmo de vida actual no te deja valorar ni disfrutar. La ruta en bicicleta me ha aportado y consolidado esos valores de amistad y, que los momentos malos compartidos se hacen más llevaderos, siendo una experiencia más bella aún. Como he mencionado en alguna etapa, creo que el espíritu peregrino en algunas partes del camino se ha perdido y que hay lugares donde el negocio es prioritario a otros valores humanos que antes se priorizaban, siendo más evidente  este hecho en el Camino Francés donde el número de personas que lo frecuentan es mayor. Aun recuerdo en el 2010 que en alguna de nuestras etapas finales a la hora de llegar a buscar alojamiento, te indicaban el precio de dormir y te decían “el precio es éste y si lo quieres bien y si no duermes en la calle”. Pero aún quedan personas que con todo el desinterés te ofrecen lo que tienen, como sigue ocurriendo en algunas partes del camino, lo que lo convierte en único y especial. Te preguntan el por qué del peregrinar y, creo que con independencia de cuál sea la motivación de cada uno, el camino es largo y te permite reflexionar sobre toda tu vida, experimentar su dureza, el frío  el calor, la soledad, el mirar una recta que parece que nunca se acaba, una subida que nunca termina, un pueblo que nunca llega; y todo ello cuando toca su final, viendo las cúpulas de la catedral de Santiago,  te vienen en un torbellino a la mente y sientes  en ese momento una felicidad plena que te hace olvidar todos los malos ratos y recuerdas todos y cada uno de los momentos más felices; una conversación con un compañero, un paisaje, la paz de ciertas iglesias, los aromas del campo, la belleza de cuantos rincones recorres y todo ello, convierten el camino en algo que perdurará eternamente en cada fibra de tu mente. Después de esta nueva ruta, cada uno de los olores que hemos percibido en el camino y que creemos olvidados, volverán a aflorar cuando paseemos por nuestros campos y nos llevarán de inmediato al punto del camino donde los percibimos. Aun hoy, cada día que salgo a correr en otoño por el campo, el olor de la hoja caída me lleva a mis años de juventud cuando practicaba atletismo, pues igual nos ocurrirá cuando salgamos en bicicleta a partir de ahora o veamos un lugar o paisaje.


     Después de esta pequeña reflexión, el domingo día 9 de septiembre, después de una corta noche para recuperarnos del camino, tenemos que abandonar el hotel a las 10:30 de la mañana lo que hace que tengamos que madrugar, un buen desayuno y a las 12:00 horas a la Misa del Peregrino. Todos estábamos con la esperanza de ver el botafumeiro pero no fue posible. La Iglesia totalmente abarrotada, con una misa que para algunos se hizo un poco larga. Terminada la celebración religiosa, una comida rápida en el mismo lugar que el día anterior y de nuevo de regreso a casa con nuestras alforjas llenas de recuerdos y sentimientos.






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